domingo, 1 de mayo de 2011

JOHN. B. WATSON. El condicionamiento de la conducta emocional

El texto, que corresponde a la corriente del conductismo, es un extracto incluido en la obra El conductismo (1930), cuyo autor es John B. Watson.
En la época en que fue escrito, en Estados Unidos la década de 1930-1939, fue la de la Gran Depresión. El dinero escaseaba para la mayoría de las familias. El sueño americano, durante la década de 1930 se derrumbó, donde conceptos tan arraigados en los americanos como son la democracia, el capitalismo y el individualismo se desvanecían. Europa se encontraba amenazada por el creciente auge del nazismo en Alemania,  y la crisis económica mundial se extendía por toda Europa.
John Broadus Watson (1878-1958) se graduó en la Universidad de Chicago en 1903. Watson consiguió un puesto en la Universidad Johns Hopkins, donde estuvo varios años realizando investigaciones acerca de la relación entre inputs sensoriales y aprendizaje y comportamiento de las aves. En octubre de 1920 Watson fue invitado a abandonar su cátedra en la Universidad John Hopkins debido a los rumores que corrían acerca de la relación que mantenía con su asistente Rosalie Rayer (la cual sería su colaboradora en el experimento acerca del condicionamiento del miedo con el pequeño Albert), pasando a trabajar posteriormente  como psicólogo en la empresa Thompson, hecho por el cual fue ampliamente criticado por sus colegas de la época.
En el texto objeto de comentario, Watson hace una exposición sobre el miedo condicionado. Describe el procedimiento empleado y los resultados del experimento con el niño Albert. Se trataba de establecer miedos en el niño con una rata blanca y luego estudiar métodos prácticos para suprimirlos.
Watson, para encontrar respuestas emocionales en el laboratorio recurría a la técnica de los reflejos condicionados.  Sostenía que a fin de establecer un reflejo condicionado debe existir, en primer lugar, un estímulo fundamental que provoque la respuesta en cuestión.  El paso siguiente es lograr que también la provoque algún otro estímulo.
Algunos resultados del experimento con el niño Albert fueron los siguientes:
1.      La rata blanca se presentaba ante el niño Albert, y cuando éste intentaba tocarla se golpeaba una barra de acero con un martillo de carpintero, provocando un fuerte sonido. Mediante pruebas repetidas, se observó que solo los ruidos fuertes y la remoción de la base de apoyo provocarían miedo al niño.
2.      Suspendidas las pruebas una semana, a la reanudación, el condicionamiento seguía intacto.
3.      Se presentó la rata sin ruidos. En un principio, el niño hizo un intento de alcanzar a la rata, pero cuando ésta se acercó, el niño retiró bruscamente la mano antes de que se estableciera el contacto.
4.      Se concluyó que era evidente que las dos estimulaciones que la semana anterior se suministró asociadas, fueron efectivas.
Para Watson, estos resultados constituían una prueba de que era posible establecer la conducta de los individuos, sin necesidad de recurrir a la herencia.
El manifiesto conductista de Watson repudiaba el pasado y exponía una concepción de la vida como debía ser, que la definía como “La psicología tal como la ve el conductista es una rama puramente objetiva y experimental de la ciencia natural. Su meta teórica es la predicción y control de la conducta¨.
Watson no veía diferencia alguna entre el estructuralismo y el funcionalismo. Recomendaba no antropomorfizar a los seres humanos.
Según Watson, los defectos de la introspección eran:
·         Desde un punto de vista empírico, incapaz de definir preguntas a las que pudiesen responder convincentemente.
·         Desde el punto de vista filosófico, condenaba la psicología mentalista por utilizar el método de la introspección.
·         Desde un punto de vista práctico, censuraba la psicología mentalista por razones prácticas, ya que esta corriente exigía a la psicología animal que encontrase en el laboratorio criterios conductuales de la conciencia. La conciencia era irrelevante para el trabajo con animales.
·         Con respecto a la psicología aplicada, la psicología mentalista no tenía aplicación alguna.
La psicología puede hacerse en términos de “estímulos y respuestas”, de “formación de hábitos”, de “integración de hábitos” y similares.
En el programa conductista, Watson, sostiene que la psicología sería el estudio de la conducta adaptativa, no de los contenidos conscientes. La descripción de la conducta llevaría a la predicción de la conducta en términos de estímulos y respuestas.
Watson aspiraba a aprender métodos generales y particulares mediante los cuales controlar la conducta.  Su programa estaba inserto en la tradición positivista. En el manifiesto quedó claro que el trabajo con el ser humano sería directamente comparable al trabajo con animales.
Las afirmaciones de Watson son resultado de la Teoría motora de la conciencia, en la que la conciencia sólo registra lo que decimos y hacemos sin influir en ello.
En la conferencia “Imagen y afecto en la conducta”, consideraba y rechazaba la fórmula del conductismo metodológico. No le interesaba lo que aconteciera dentro de la mente de la persona, siempre y cuando no pudiera predecir su conducta. El pensamiento no es más que una “conducta implícita”, que a veces tiene lugar entre un estímulo y la “conducta explícita” resultante. Según esta hipótesis, casi todas las conductas implícitas tienen lugar en la laringe.
Para Watson solo hay cadenas de conducta, no procesos mentales funcionales que desempeñen un papel causal alguno en la determinación de la conducta. La mente es conducta.
Para Watson, no sólo no existía el alma, sino que tampoco existía la corteza cerebral más que como una centralita conectora de estímulos y respuestas.
Angell, maestro de Watson, apoyaba casi todos los aspectos del conductismo de Watson, sin embargo, no creía que la introspección se pudiera eliminar definitivamente de la psicología. Para él proporcionaba información sobre los procesos que conectan estímulos y respuestas. Watson denominaba “método del lenguaje” al uso que de la introspección fue dado por Angell.
Robert Yerkes criticaba a Watson por desestimar el método de la auto-observación, con el conductismo la psicología sería solo un fragmento de la fisiología.
A Henry Marshall le preocupaba que la psicología se estuviese “evaporando” y manifestaba que identificar el estudio de la conducta con la psicología era un error conceptual.
Mary Calkins la proponía como una teoría mediadora entre el conductismo y el mentalismo. Coincidía con Watson en la crítica al estructuralismo, sin embargo, consideraba que la introspección era el método indispensable de la psicología.
Los demás comentarios sobre el conductismo anteriores a la 1ª Guerra Mundial, defendían los defectos del estructuralismo, admitían las virtudes del estudio de la conducta, pero se defendía la introspección. El estudio de la conducta era simplemente biología, la psicología para seguir conservando su identidad, tenía que seguir siendo introspectiva.
Para Jones la psicología es además una doctrina de la conciencia. Titchener afirmaba que los hechos de la conciencia existen.
H.C. McComas es uno de los pocos que antes de la 1ª Guerra Mundial hace una crítica del contenido del conductismo. Vio que el conductismo Watsoniano era una prolongación natural de la teoría motora de la conciencia, y mostró que la identificación que hacía Watson del pensamiento con los movimientos de la laringe era falsa: algunas personas enferman y pierden la laringe y no pierden por ellos su capacidad de pensar.
Watson intentó llenar el vacío más evidente del conductismo con el método y la teoría con los que estudiar y explicar la conducta. Para ello recurrió al trabajo del Karl Lashey que había estado replicando y ampliando las técnicas de condicionamiento de Pavlov.
Watson presentó la investigación con reflejos condicionados como el núcleo del conductismo: el método de Pavlov aplicado a los humanos sería la herramienta de investigación del conductismo, y la teoría de los reflejos condicionados proporcionaría la base para la predicción y control de la conducta en humanos y animales. Watson afirmó que las neurosis no eran más que “trastornos del hábito”, generalmente “trastornos de las funciones del habla” Estaba dispuesto a afirmar que el habla y, por tanto, los síntomas neuróticos, no eran sino reflejos condicionados, deficientes adaptaciones de la conducta que podrían corregirse mediante la aplicación de principios conductuales. El programa de Watson era científico y social. Watson no inició ninguna revolución, pero sí dejó claro que la psicología ya no era la ciencia de la conciencia.
Algunas variedades del conductismo fueron definidas por Walter Hunter, que defendía una concepción del conductismo como la que Watson predicaba. Defendió una nueva ciencia la “antroponomía, la ciencia de la conducta humana, no cuajó.
Kuo lo definió como una ciencia de la mecánica que estudia los movimientos mecánicos de los organismos, sosteniendo que la obligación del conductista es describir la conducta igual que los físicos describen los movimientos de una máquina. Esta psicología mecanicista y fisiológicamente reduccionista es la moderna heredera de la Mettrie, y fue presentada de forma más clara y exhaustiva por Karl Lashley.
Según Lashley el conductismo era un acreditado sistema de psicología, pero con su énfasis en el método experimental. Según Lashley había tres formas de conductismo:
-          Las dos primeras apenas podían distinguirse como formas de conductismo metodológico.
-          El conductismo estricto o conductismo radical, en oposición al conductismo metodológico. Afirmaba que los hechos supuestamente propios de la conciencia no existen.
Según Lashley la elección entre conductismo y psicología tradicional se reduce a una elección entre dos concepciones “incompatibles” del mundo: la científica frente a la humanista. La fórmula de Lashley era la de La Mettrie, la explicación mecanicista y fisiológica de la conducta y la conciencia.
Lashley, Weiss, Kuo y Watson intentaron definir el conductismo estrictamente, siguiendo una versión conductual a través de la fisiología y casi desmantelando la psicología como disciplina independiente.
R.B. Perry en el conductismo veía un retorno a la primitiva concepción aristotélica según la cual la mente y el cuerpo se relacionan como la actividad y el órgano.
Stephen Pepper, que había estudiado con Perry, también se negaba a identificar el conductismo watsoniano con el conductismo, para éste la tesis central del conductismo era que la conciencia no desempeña papel causal alguno en la determinación de la conducta, y que el destino del conductismo era “conectar la psicología con el resto de las ciencias naturales”.
Al compararse las opiniones de Lashley, Perry, Pepper y Jastrow, se pone de manifiesto que el “conductismo” podía significar desde un reduccionismo fisiológico o simplemente  el estudio de la conducta con métodos objetivos, hasta una ruptura radical con el pasado o tener unos orígenes muy antiguos, es decir, tenía una elasticidad casi infinita.
Woodworth concebía el conductismo como el estudio de la conducta, los conceptos de la conducta, las leyes de la conducta y el control de la conducta, no como la interpretación neuromecánica de la psicología que hacía Watson. Woodworth estaba por demostrar que los robots pudiesen hacer todo lo que hacen los seres humanos.
Otro crítico del conductismo fue William McDougall, para él el conductismo se basaba en que los humanos no son más que máquinas (robots), pero esa premisa no estaba demostrada.
Lashley entendió que la batalla entorno al conductismo era una batalla profunda entre la “explicación mecanicista y la valoración finalista”, esto es, entre concebir a los seres humanos como robots o como agentes con propósitos, valores, esperanzas, miedos y amores; y no una batalla entre las distintas maneras de practicar la psicología.
Tras la segunda guerra mundial, Watson orientó su investigación y su defensa del conductismo en una nueva dirección; se iba a dedicar a una psicología humana basada en los reflejos condicionados, investigando la adquisición de reflejos en los niños. Watson creía que la naturaleza dotaba a los seres humanos con muy pocos reflejos incondicionados, por lo que la compleja conducta de los adultos se podría explicar sencillamente como la adquisición de reflejos condicionados durante años de condicionamiento pavloviano. Afirmaba que no existía la herencia de capacidad, talento, temperamento, la constitución mental y las características, contrario a los partidarios de la eugenesia. El que las personas fueran distintas lo achacó al adiestramiento social. Watson era un ambientalista radical. En sus trabajos con niños, intentó demostrar que los humanos son moldeables por la sociedad. El más conocido de sus experimentos es el de “Albert. B”, en él su objetivo era demostrar que las personas nacen sólo con unos pocos “instintos” – miedo, ira y respuesta sexual- y que todas las demás emociones son versiones condicionadas de estas emociones incondicionadas. Con este experimento Watson afirmó haber establecido una “reacción emocional condicionada”, y que este tipo de experimentos eran el prototipo de aprendizaje emocional de un ser humano adulto normal en un entorno normal. Creyó haber demostrado que la vida emocional del adulto eran una serie de respuestas condicionadas incorporadas a lo largo de los años de desarrollo. Cuando fue expulsado de Harvard empezó a escribir en la revista Harper´s, en ellos empezó a presentar el conductismo como el sustituto científico de la psicología mentalista y del psicoanálisis. Conectaba la psicología mentalista con la religión, afirmando que “mente y conciencia” no eran más que remanentes del dogma eclesiástico de la Edad Media. Watson dejó claro el uso social del conductismo, “se puede convertir por encargo a cualquier hombre, comenzando desde su nacimiento, en un cualquier ser social o asocial”.

Félix Blanco

2 comentarios: